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miƩrcoles. 11.06.2025
UNIƓN EUROPEA

Un fantasma recorre Europa y no es el comunismo

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El tƭtulo parafrasea el inicio del Manifiesto Comunista de Marx y Engels. Realmente en la actualidad el fantasma que recorre Europa, toda ella, es el de la ultraderecha. Desde el AtlƔntico a los Urales los planteamientos iliberales y antidemocrƔticos van avanzando.

Ya no hablemos de la situación en Rusia con un gobierno autocrĆ”tico y despótico que trata de emular a la Rusia de los zares. Tampoco es un ejemplo Ucrania, cuyo rĆ©gimen dista mucho de ser una autĆ©ntica democracia teniendo en cuenta su restricción de libertades polĆ­ticas y sociales, todo ello disimulado por la guerra ante la invasión rusa y la ayuda occidental.

Pasando a la Unión Europea cada vez hay mÔs gobiernos en manos de la ultraderecha como Italia y Hungría, y otros con participación o apoyo de la ultraderecha como Croacia, Eslovaquia, Finlandia, Países Bajos, y Suecia con el apoyo externo de la ultraderecha. Recordemos cómo algunos de estos países fueron ejemplo en un pasado no lejano de gobiernos progresistas.

Y aun es mÔs grave analizar, al margen de Italia, la situación de los países mÔs importantes del oeste europeo. Es el caso de España donde hay un gobierno progresista pero que en esta segunda legislatura tiene una mayoría mÔs precaria y cinco de sus comunidades autónomas estÔn cogobernadas por Vox, y con una derechización del tradicional PP.

Otra situación con cada vez mayores incógnitas es la de Alemania, el motor de la UE, donde la extrema derecha de AfD puede constituirse como segunda fuerza política después de la derecha democristiana, y veremos si resiste el cordón sanitario.

Por último debemos señalar la situación de dos grandes países como Gran Bretaña y Francia, donde recientemente se han realizado elecciones parlamentarias. Si analizamos los resultados, mÔs allÔ de los titulares de la prensa veremos cómo la extrema derecha ha tenido importantes avances a nivel electoral.

En el caso britƔnico se ha conseguido alcanzar un gobierno laborista pero si analizamos los resultados electorales del 2017 con los del 2024 observamos algunas paradojas interesantes derivadas de su especial sistema electoral mayoritario.

En las elecciones del 2017 los Conservadores lograron la mayorĆ­a con 13.667.213 votos, un 42,4% lo que comportó 318 escaƱos. Los Laboristas del ā€œradicalā€ Corbyn obtuvieron 12.874.985 votos con un 40%. y 262 escaƱos.

En las Ćŗltimas elecciones recientemente celebradas, los Laboristas del ā€œmoderadoā€ Starmer lograron 9.698.409 votos, un 33,7% y  412 escaƱos. Los Conservadores obtuvieron 6.824.809 votos, un 23,7% y sólo 121 escaƱos. La novedad es la aparición del partido Reformar RU del derechista Nigel Farage (el promotor del Brexit) que consiguió 4.114.287 votos, sólo 5 diputados pero con un 14,3% de los votos.

Resumiendo, la ā€œgran victoria laboristaā€ viene determinada por el sistema de elección mayoritario y que comporta paradojas como que Starmer con muchos menos votos que los que obtuvo Corbyn obtenga una gran mayorĆ­a absoluta. Y que la división de las derechas y su derechización hace que pierdan de forma rotunda pese a obtener 10.939.096 votos con un 38% de los votos. Todo ello nos lleva al hecho de que la mayorĆ­a  socialista se logra frente a una derechización social que obtiene en conjunto 1.240.897 votos mĆ”s que los laboristas.

También resulta de interés analizar las recientes Elecciones parlamentarias en Francia. Las elecciones sas se presentan como un fracaso de la ultraderecha que queda en tercer lugar frente al NFP y los macronistas que obtienen el primer y el segundo lugar en diputados. Pero la situación no es la misma si analizamos los votos, especialmente en la primera vuelta antes de los desistimientos en la segunda vuelta.

En la primera vuelta el Nuevo Frente Popular obtuvo 9.042.485 votos, un 28,14%. El partido de Macron obtuvo 6.820.446 voto, el 21,27%.  Mientras que la ultraderecha de Marine Le Pen obtuvo 10.647.914 votos, un 31,15% del total, es decir el partido mĆ”s votado en voto popular.

Cabe destacar que en las Elecciones del 2022, Marine Le Pen obtuvo 4.248.616 votos, esto es un 18,68% del total de votantes. No hay duda que la comparación con las elecciones de hace dos aƱos es clara. La ultraderecha crece un 12,47% de votos, que son en nĆŗmeros globales 6.399.198 votos mĆ”s. Lo que comporta un crecimiento espectacular y abre un futuro bastante negro respecto a la evolución de la polĆ­tica sa.

Todo ello nos lleva a plantear que Europa, y especialmente la UE tiene ante sí una realidad política difícil que comporta que las políticas deben cambiar si no se quiere que en un futuro próximo la propia UE pueda explosionar ante el crecimiento de las ultraderechas ultranacionalistas, xenófobas y antidemocrÔticas y ante el rechazo a la UE de amplias capas de la población que la hacen responsable de su situación.

No hay duda que el conjunto de las fuerzas democrÔticas, no sólo las de izquierda, deberían reflexionar sobre la necesidad de modificar las causas de esta desafección hacia los partidos tradicionales.

La UE debe plantearse la urgencia de un cambio profundo de sus polĆ­ticas que comporten un acercamiento hacia las necesidades de la mayorĆ­a ciudadana

La UE debe plantearse la urgencia de un cambio profundo de sus polĆ­ticas que comporten un acercamiento hacia las necesidades de la mayorĆ­a ciudadana y no sólo centrarse en la macroeconomĆ­a. El camino sólo puede ir en una dirección, ante los retos de futuro cabe explicar claramente que los nacionalismos estatales existentes no pueden hacer frente a los retos de futuro, como la globalización, la mundialización de la economĆ­a, la digitalización, etc. Pero a la vez que eso solo no es suficiente. Es necesario un reforzamiento de la UE, y un reforzamiento del servicio a la ciudadanĆ­a europea. La ciudadanĆ­a europea da sĆ­ntomas de miedo ante el futuro y esto lleva a una parte a refugiarse en propuestas ultraconservadoras irrealizables. Lo que se precisa es avanzar en la Unión, en la vĆ­a de la federalización de sus polĆ­ticas, y en el avance de una Europa fiscal y  social que dĆ© cobertura a las necesidades de su población. Federalización, Europa Social en subsidios, salarios mĆ­nimos, en condiciones de trabajo, etc. Una Europa fiscal, con un mayor presupuesto que supere el ridĆ­culo 1% actual sobre la riqueza del conjunto de las economĆ­as. Mayor participación democrĆ”tica, con un gobierno y un parlamento que gobiernen  la UE, y si es preciso con una segunda cĆ”mara federal destinada a la representación de los estados (de forma similar al actual Bundesrat de la Alemania Federal).

Poner a la ciudadanĆ­a en el centro y reforzar la democratización y federalización de la UE es imprescindible si se quiere evitar su deterioro y fracaso que serĆ­a sin duda el de toda su ciudadanĆ­a. O avanzar o fracasar este es el dilema de la UE. MĆ”s que pensar en ampliaciones debe consolidarse la actual Unión. MĆ”s  apretar y consolidar antes que abarcar mĆ”s. Y por cierto la defensa de la paz debe ser un factor bĆ”sico de la polĆ­tica europea, volviendo a los principios de los ā€œpadres fundadoresā€ que crearon el embrión de la Unión para desterrar el fantasma de mĆ”s guerras europeas.

Un fantasma recorre Europa y no es el comunismo