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Vicente I. Sánchez | @Snchez1Godotx
Tras la gran acogida que tuvo en 2018 la versión de La tabernera del puerto dirigida por Mario Gas, el Teatro de la Zarzuela vuelve a abrirle sus puertas para disfrutar nuevamente de este clásico de Pablo Sorozábal, en cartel hasta el 22 de junio.
Estrenada en Barcelona en mayo de 1936, La tabernera del puerto —con música de Pablo Sorozábal y libreto de Federico Romero Sarachaga y Guillermo Fernández-Shaw Iturralde— es, sin duda, una de las zarzuelas más exitosas y queridas por el público. No en vano, contiene una de las arias más emblemáticas del género chico, la inolvidable “No puede ser”. Pero esta no es la única pieza reconocible: temas como “Despierta, negro” o el célebre dúo del primer acto entre Leandro y Marola, “Marinero, vete a la mar”, también forman parte del imaginario colectivo.
A causa de la Guerra Civil, la obra no pudo estrenarse en Madrid hasta 1940. Curiosamente, en aquel estreno participó Manuel Gas, reconocido bajo y padre del actual director, quien dio vida al personaje de Simpson. Esta nueva puesta en escena adquiere, por tanto, un valor doblemente emotivo: es tanto un homenaje personal como artístico, al unir pasado y presente en torno a una de las zarzuelas más representativas del repertorio español.
La tabernera del puerto narra la historia de Marola, una misteriosa y bella tabernera que regenta un local en una ciudad portuaria
La tabernera del puerto narra la historia de Marola, una misteriosa y bella tabernera que regenta un local en una ciudad portuaria. Su vida se ve entrelazada con la de Juan de Eguía, a quien todos creen su marido, y con la de Leandro, un joven marinero enamorado de ella, dispuesto incluso a involucrarse en el tráfico de drogas por amor. Con esta premisa clásica, Sorozábal construye una partitura de gran riqueza melódica, teñida de sonoridades marineras, costumbristas e influencias italianas, que le confieren una belleza particular y una personalidad única.
Mario Gas presenta aquí una versión prácticamente idéntica a la que estrenó en 2018. Más allá de algunos ajustes rítmicos que aportan mayor fluidez, la puesta en escena conserva su agilidad y elegancia original. Es una propuesta que rinde tributo al género desde el respeto, la sobriedad y el equilibrio. El escenario, que inicialmente representa un barrio portuario, se transforma en el segundo acto en una taberna y guarda su momento más impactante para el tramo final, donde el naufragio emocional y literal de los protagonistas es representado con gran solvencia escénica.
Gas aborda la obra desde una mirada clásica, consciente de la potencia del material original. Esta Tabernera del puerto no busca reinventarse, sino reivindicar la vigencia de lo tradicional con una puesta sobria, cuidada y profundamente elegante. En lugar de forzar la innovación, apuesta por demostrar que lo clásico —bien interpretado— sigue conmoviendo y atrapando al espectador.
Esta Tabernera del puerto no busca reinventarse, sino reivindicar la vigencia de lo tradicional con una puesta sobria, cuidada y profundamente elegante
Acompañados por la Orquesta de la Comunidad de Madrid y el Coro Titular del Teatro de la Zarzuela, el elenco se presenta en doble reparto. En el papel de Marola destacan Leonor Bonilla y Serena Sáenz; como Leandro, Marcelo Puente y Celso Albelo. Juan de Eguía es interpretado por Ángel Ódena y César San Martín, mientras que Rubén Amoretti y Simón Orfila asumen el rol de Simpson. Completan el reparto Ruth González (Abel), Vicky Peña (Antigua), Pep Molina (Chinchorro), Ángel Ruiz (Ripalda), Xavier Ribera-Vall (Verdier), Rafael Delgado (Fulgen), Didier Otaola (Senén) y Ángel Burgos (Valeriano).
Musicalmente deslumbrante, esta producción brilla tanto por la dirección escénica de Mario Gas como por los momentos especialmente inspirados, como el famoso “No puede ser” o el clímax del naufragio de Marola y Leandro, que logran capturar la atención del público hasta el último segundo. En definitiva, estamos ante una verdadera celebración del género chico, interpretada con rigor, emoción y excelencia artística.
