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El rechazo al decreto ómnibus tiene varias interpretaciones y ninguna buena. Doy por descontado el voto negativo de Vox y PP porque es lo habitual: “la oposición se opone a todo”. Lo importante es explicar el voto negativo de Junts, que, como no se cansan de repetir, no forman parte de ningún bloque, ni del bloque que apoya al Gobierno, ni del bloque de la oposición. Pero no pertenecer a ningún bloque no explica porqué Junts rechaza un decreto con cuyos principales contenidos manifiesta estar de acuerdo. Es, pues, un voto político, contra el Gobierno, como no se ha privado de contar la portavoz de Junts.
El voto negativo al decreto viene precedido de la petición de Puigdemont para que Sánchez se someta a una cuestión de confianza. Sánchez, lógicamente, ha rechazado presentar tal cuestión ante la Cámara. Visto el voto de Junts en el famoso decreto ómnibus, la petición de moción de confianza es una invitación al suicidio. La diferencia entre la moción de confianza y la moción de censura es que ésta es constructiva y debe incluir a un candidato a Presidente que, en caso de prosperar, sería automáticamente Presidente del Gobierno. La moción de confianza, sin embargo, no exige presentar ningún candidato: en caso de prosperar sólo obliga a convocar elecciones anticipadas. Las dos derechas no se cansan de pedir una y otra vez que Sánchez dimita y se convoquen elecciones anticipadas. Una primera interpretación es que Puigdemont se ha sumado al coro de las derechas para forzar la convocatoria de elecciones anticipadas. Y esta sería la gran novedad. Hace 17 meses Junts, resistiendo las presiones de las derechas, votó a favor de la investidura de Sánchez. Hoy, parece que se pliega a la presión de las derechas.
Puigdemont se ha sumado al coro de las derechas para forzar la convocatoria de elecciones anticipadas
Junts argumenta que el PSOE no ha cumplido los compromisos que adquirió en la investidura. Es un argumento que no se tiene de pie. El principal compromiso de la investidura fue la Ley de Amnistía que el PSOE sacó adelante contra viento y marea. Para cumplir este compromiso Sánchez se ha dejado muchos pelos en la gatera, librando una descomunal batalla dentro y fuera del PSOE. Una buena parte de la judicatura ha batallado contra el Gobierno, al punto que se ha convertido en la punta de lanza de la oposición. En esas circunstancias, venir con el cuento de que ”Sánchez no cumple los compromisos” parece un escarnio. Además, el resto de los compromisos están en marcha, pero hay cosas que no dependen solo del Gobierno. El Gobierno ha hecho su parte con creces y con muchísimo esfuerzo, como es fácil apreciar.
¿Qué ha cambiado en los 17 meses que han pasado desde que Junts votó la investidura de Sánchez hasta que Junts pide que se someta a una moción de confianza?
Ha habido elecciones en Cataluña que Puigdemont veía como la restitución de un cargo del que había sido expulsado en 2017. Los ciudadanos catalanes no lo vieron así y votaron a Illa, es decir, votaron por dejar atrás el procés y abrir una nueva etapa de normalidad autonómica. A pesar de lo cual, Puigdemont pidió a Sánchez que el PSC le votara a él, alegando que Junts había dado la Presidencia del Gobierno al partido que había quedado segundo. No hubo tal, por lo que es posible que Puigdemont esté actuando ahora por resentimiento ante esta “afrenta”. No digo que este sea el principal motivo, pero seguro que es un motivo.
El cambio más importante en estos meses se ha producido en EE UU. Hace diecisiete meses el Presidente de EE UU simpatizaba con el PSOE. Ahora, el Presidente de EE UU simpatiza con Vox. El principal agitador de la Internacional Reaccionaria, Elon Musk, ha tenido dos iniciativas que vale la pena mencionar. En Alemania, apoya abiertamente a los neonazis de AfD. En el Reino Unido, ha pedido al Rey que destituya al Premier Starmer y convoque elecciones anticipadas (¿a que suena eso?). Como explica con claridad Milei, otro de los voceros de la Internacional Reaccionaria, hay que echar a los zurdos de todos los gobiernos europeos. Hace 17 meses Junts votó a favor de un gobierno que contaba con las simpatías de la primera potencia mundial. Hoy, el viento que viene desde el otro lado del Atlántico está en contra de sostener a un gobierno de izquierdas.
Junts está en trance de definir su papel en la política nacional, más allá de las proclamas “indepes”
Junts está en trance de definir su papel en la política nacional, más allá de las proclamas “indepes”. ¿Hasta que llegue la independencia, qué?. ¿Aspira a ser la reedición de CiU, la misma CiU que Puigdemont y los suyos dinamitaron durante el procés? ¿Aspira a ser una extrema derecha nacionalista y reaccionaria?. Si es lo segundo, romper con el PSOE es condición sine qua non. Si es lo primero, debe tomarse algunas dosis de pragmatismo y buscar pactos con el Gobierno. Lo cierto y verdad es que Junts no está definido y eso es precisamente lo que valora el PSOE para intentar reconducir la situación.
Algunos acarician la idea de abrir la vía para, descartada la cuestión de confianza, ir a una moción de censura con un candidato que no sea de ninguno de los partidos promotores de la misma. Por ejemplo, un personaje ex-socialista. Algo así como lo que hizo Vox presentado a Tamames. Algunos ven la votación del decreto ómnibus como un ensayo general para una operación así. Pero, es evidente que la tal moción de censura daría lugar a elecciones anticipadas y éstas a un gobierno PP – Vox.
El problema de Junts es que, en España, el partido afiliado a la Internacional reaccionaria es Vox, un partido que ha jurado ilegalizar a los nacionalistas periféricos. Durante el procés, Junts coqueteó con Putin. Ahora no puede coquetear con Trump porque el puesto ya está ocupado. Ayudar a que Vox llegue al gobierno puede ser suicida para Junts. Ahora bien, visto lo visto durante el procés no hay que descartar nada. las dotes de estratega de Puigdemont son mejorables.
