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miƩrcoles. 11.06.2025
HISTORIA | EDUARDO MONTAGUT

El Primero de Mayo de 1931

Aquel Primero de Mayo ha quedado en la memoria de la historia del socialismo y del movimiento obrero de nuestro paĆ­s.

1Āŗmayo
De izquierda a derecha: Pedro Rico, Largo Caballero, Miguel de Unamuno e Indalecio Prieto.

Aquel Primero de Mayo ha quedado en la memoria de la historia del socialismo y del movimiento obrero de nuestro paĆ­s

El Primero de Mayo de 1931 fue extraordinario por dos razones. Se celebró a las pocas semanas de la proclamación de la República y, sobre todo, porque fue la primera celebración como fiesta oficial. Efectivamente, el gobierno provisional, a propuesta del ministro de Trabajo, Francisco Largo Caballero, había establecido el día 1 de Mayo como Fiesta oficial del Trabajo.

La celebración de 1931 fue una manifestación de alegrĆ­a democrĆ”tica y socialista en todo el paĆ­s. En Madrid se puso en marcha pasadas las diez de la maƱana. La capital estaba llena de banderas republicanas. En la cabecera de la manifestación iban del brazo el rector de la Universidad de Salamanca, Miguel Unamuno, el ministro de Trabajo, Francisco Largo Caballero, el ministro de Hacienda, Indalecio Prieto y el alcalde de la capital, Pedro Rico. TambiĆ©n estuvieron presentes JuliĆ”n Besteiro y representantes del movimiento obrero occidental y de la OIT. La seguridad corrió a cargo de las milicias socialistas, con una niƱa vestida de RepĆŗblica, es decir, con el gorro frigio y una banda tricolor, mientras que una compaƱera iba vestida de rojo simbolizando el socialismo. Se cantó la Marsellesa y la Internacional. Se calcula que se manifestaron mĆ”s de  trescientas mil personas.

Cuando la cabecera de la manifestación llegó a Presidencia de Gobierno se encontró en su balcón al presidente Niceto AlcalÔ-Zamora, rodeado de los ministros Albornoz, Casares Quiroga, Maura y Azaña. Una comisión presidida por Largo Caballero entró en el edificio para entregar las peticiones obreras, como se venía haciendo desde el inicio del Primero de Mayo. El documento es sumamente interesante por las propuestas presentadas: derecho al voto a los 21 años, ratificación y cumplimiento de la jornada de ocho horas, políticas para paliar el paro y contra la carestía de la vida, la construcción de casas baratas, la aprobación de una legislación a favor del cooperativismo, la reforma agraria, la repoblación forestal y una ley sobre el control sindical de las industrias. Se trataba, sin lugar a dudas, de una parte fundamental del programa político, social y económico del socialismo español.

El presidente AlcalÔ-Zamora se dirigió a los manifestantes resaltando la significación histórica del acto. Aludió al final del antagonismo social, a la superación del conflicto entre las reivindicaciones sociales y el poder público. Se comprometía, en la medida de las posibilidades, a atender al programa y las peticiones obreras. Largo Caballero cerró el discurso para que los manifestantes se disolvieran evitando incidentes que pudieran ser empleados por los enemigos de la República.

Las tradicionales fiestas en la Casa de Campo y la Dehesa de la Villa fueron multitudinarias.

Sin lugar a dudas, aquel Primero de Mayo ha quedado en la memoria de la historia del socialismo y del movimiento obrero de nuestro paĆ­s.


El Primero de Mayo de 1931