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La pregunta es clara y, sin contención, califica a los actores que se sitúan enfrentados, dado el interés (cortoplacista) con el que interactúan, como en cualquier otro sistema competitivo; salvo que en situaciones singulares decidan cooperar. Que exista oposición es obligado, que se la respete hasta el punto de que pueda ser mayoría en el futuro, es lo que corresponde en los sistemas democráticos, verdaderamente… Como también es obligado en las democracias, y entre nosotros parece que se olvida con frecuencia, atender a la mayoría parlamentaria que inviste al gobierno y respetar las decisiones que adopta.
Es obligado en las democracias, y entre nosotros parece que se olvida con frecuencia, atender a la mayoría parlamentaria que inviste al gobierno y respetar las decisiones que adopta
Lo que parece un panorama bien alejado del “ruido y la furia” que nos circundan, machaconamente, a diario, que además encabezan determinados medios de comunicación, bien señalados, y también una parte considerable del poder judicial. Frente a tamaño ataque, desafuero ¿qué se puede/debe hacer? La pregunta se formula para propiciar un debate que está en la mente de muchos españoles, acaso también de algunos extranjeros bien informados, extrañados de lo que sucede sobre (la hermosa piel de toro – más, si cabe- mancillada) -en el caso- por tanto, despropósito, por tanta estrambótica hipérbole, por tanta retórica artificiosa y vacua, maleducada y grosera, también a veces, por tanto, ruido y furia (Faulkner, Shakespeare) con frecuencia.
Pero que sin duda revierte sobre el imaginario de tantas mujeres y hombres de bien, entre los que probablemente se encuentre el amable lector. Evidente también es que, después, a la hora de la verdad, en el momento de votar, acaso se replanteen -los electores- las mayúsculas hipérboles atrás mencionadas; y en conciencia a la hora de la verdad reconozcan los hechos de auténtico fuste. Es cierto que muchos de los medios sometidos a esa vorágine, en el fuero interno de sus autores, reconocerán la vesania (ante la sociedad, sobre todo) de sus actos, de sus publicaciones, de sus titulares, y sus discursos; como también sucederá, sin duda, si son personas de bien, con las peroratas (sentencias, autos, providencias, señalamientos, comparecencias, pesquisas, lo que sea) de tantos jueces, magistrados, de carrera y de turno…
Los de siempre, o mandan ellos, o no gobierna nadie: el caos, la furia y el ruido, de los que se hace culpable al otro.
La pregunta sigue en pie, ¿qué hacer entre tanto frente a tamaña oposición, desleal, iracunda, maleducada, prepotente,…, seguirles en su fatuidad, respondiendo con más suciedad, con más bronca, o mirar a otro lado, como el que oye llover, y seguir “sin prisa, pero sin pausa”? No es sencilla la respuesta, sobre todo la segunda alternativa está muy desconsiderada; y creo que ahí, con esa y otras preguntas similares andamos enredados; muy enredados por los de siempre…que así no nos dejan atender a las cosas que verdaderamente importan (el pan, el trabajo, la vivienda, la promoción, la sanidad, la educación, los servicios sociales, …). Los de siempre, o mandan ellos, o no gobierna nadie: el caos, la furia y el ruido, de los que se hace culpable al otro.
