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Por desgracia, día a día venimos observando cómo en España algunos partidos políticos se empeñan, con sus argumentaciones falaces, hipócritas e insensatas, en regresar al pasado en vez de mirar al futuro. Esto es volver a la España en blanco y negro, en vez de disfrutar de una España en color. Está claro que lo hacen porque en esa España dictatorial, insolidaria, carente de igualdad y donde los derechos eran y son pisoteados, y sobre todo los de siempre aumentan y mantienen sus privilegios, estos partidos —los de la derecha conservadora más retrógrada, los de la ultraderecha fascista y los de la derecha “liberal” más veleta y conservadora— se sienten más seguros. En parte porque no respetan ni han respetado nunca la Constitución ni han creído nunca en unas elecciones libres. Solo aceptan el resultado cuando les es favorable.
Pero lo peor no es la actuación de las derechas y sus propulsores económicos e informativos que les alientan y aplauden. Lo peor es que la justicia, que debería ser imparcial, día a día demuestra con sus acciones que esta imparcialidad está muy lejos, y sus argumentaciones, sus decisiones, son parciales, políticas, para favorecer a esa derecha que, como he dicho, piensa más en una España en blanco y negro del siglo XX, y no en una España del futuro, del siglo XXI, en el que nos encontramos.
Observar cómo se vuelve a reeditar la foto de Colón, y esta vez con la excusa de acusar al gobierno de mafioso, cuando es esa derecha la que utiliza argumentos y acciones más cercanas a actitudes mafiosas que democráticas, pues utiliza a todas las instituciones donde tiene poder, e incluso Ayuso exige en la conferencia de presidentes autonómicos, siguiendo el camino de Vox, que se hable en castellano, si no ella se irá, lo que recuerda a uno de los artículos del catecismo patriótico nacionalcatolicismo franquista, que indicaba que es el castellano la única lengua válida en España, demuestra que tanto ella como el PP y Vox solo piensan en sus intereses y se alejan de los valores democráticos.
Y lo que es peor, es que estas actuaciones son apoyadas por ciertos medios y tertulianos ególatras y falaces, poniendo como excusa los indultos, lo cual es hipócrita e irracional en una España democrática. Pues lo que se espera es buscar caminos de diálogo, de convivencia, y no continuar con los odios, la crispación y las diferencias entre comunidades.
Pero para esta derecha que prefiere la España en blanco y negro, esta nueva manifestación solo es una excusa para exigir nuevas elecciones y provocar odios entre Cataluña y el resto de las comunidades. Para ellos, como demuestra Ayuso, piensan que Madrid es España, y las demás autonomías —y más si ellos no las gobiernan— no existen o están contra la España en blanco y negro que ellos quieren preservar.
Volver a la España en blanco y negro es lo que pretenden. Porque si no, ¿cómo se puede justificar que el PP y Vox aprueben volver a poner el himno en los colegios y la foto del rey en las clases? ¿Qué será lo siguiente, rezar antes de empezar las clases y poner el crucifijo?
¿Cómo se entiende que la justicia, que debería ser imparcial en pleno siglo XXI, humille a las víctimas del franquismo, ponga en duda la ley de memoria histórica y considere la exaltación del fascismo libertad de expresión? En ningún país democrático del siglo XXI que crea en los valores democráticos actuaría así; es más, lo condenaría, y aquellos que fomentaran el fascismo serían condenados, y los partidos que se basan en estos principios, ilegalizados.
La derecha de esta España en blanco y negro que quieren volver a sacar es una derecha que basa sus argumentaciones en falacias, en buscar la confrontación, los odios y el no como arma argumental, solo con un objetivo: mantener sus privilegios y, con ello, mantener las desigualdades. Y para ello no tienen ningún pudor en hablar de invasión migratoria, del falaz delito de sedición y rebelión para no aceptar los indultos, pese a que estos estén reconocidos por la Constitución y ellos mismos dieran en su momento otros con menos peso legal.
Por ello, esta derecha en blanco y negro no tiene ningún remordimiento en utilizar la justicia, los huecos legales que tienen las leyes —que deberían ser cambiadas desde hace tiempo— y que les permiten actuar así. No quieren llegar a acuerdos para cambiar tribunales y organismos, mientras que estos les ayuden en sus intereses económicos y judiciales.
Y lo peor es que defienden con falacias, y por desgracia queriendo demostrar que “somos tontos e ignorantes”, una España y unos valores que están anclados en blanco y negro y valores antidemocráticos.
Por eso es el momento de no mirar atrás, de ser valientes y demostrar a esta derecha que estamos en el siglo XXI, que no es un enfrentamiento entre la izquierda y la derecha. Y que es el momento de que, con argumentaciones pedagógicas valientes, demostremos que el diálogo y la convivencia son el único elemento de vivir en la España del siglo XXI y ver el futuro de una manera progresista, igualitaria, y que argumentos como desigualdad y enfrentamientos están fuera de lugar.
Por ello, sobran las manifestaciones falaces y cargadas de odio. Necesitamos una derecha dialogante y responsable. Cosa muy difícil con estos dirigentes del PP y Vox, que lo único que pretenden es volver a la España en blanco y negro y romper la democracia, pues solo así tienen el poder que las urnas, libremente y con la verdad, nunca les darán.
Y si se lo dan, la ciudadanía será cómplice de acabar con los valores democráticos de igualdad y libertad que tanto nos costó conseguir, después del golpe de Estado, de tantos años de dictadura y de la endeble posterior transición.
No nos dejemos engañar por la mentira, por la falacia, por una manifestación cargada de odio y crispación que solo busca dar el poder a los de siempre. Y lo peor, volver al blanco y negro. Luchemos por una España en color, y que dirigentes políticos inmorales, soberbios y nefastos, como Ayuso, Mazón, etc., paguen por las 7.291 muertes provocadas por el protocolo que impuso la primera en Madrid y las 228 muertes por la DANA que el otro provocó con su desaparición e ineptitud.
Eso es lo que la manifestación quiere esconder. Lo demás es mentira: ni el gobierno es una mafia, ni el gobierno es corrupto, puesto que el único partido condenado por corrupción, hasta ahora, es el PP. Y su vuelta al poder, con la ayuda de Vox y con la posibilidad de unas nuevas elecciones, eso puede pasar si la izquierda no se une y deja de lado sus rencillas irracionales personalistas y la ciudadanía no dice “basta” acudiendo a esas manifestaciones falaces que el PP, en un acto de irresponsabilidad, ha convocado solo con el fin de provocar “un golpe de Estado antidemocrático”, porque los votos no le dan ni para una moción de censura ni para gobernar. Pues ni tienen, ni han tenido, una política de Estado, ni una propuesta para mejorar a la ciudadanía. Lo único que tienen y quieren es preservar sus privilegios y los de los que les apoyan. Es decir, los de siempre, que no saben perder ni aceptan la democracia y desprecian los valores democráticos que esta conlleva.