
Regresemos a la patrimonializaciĂłn de las dos coronas en un solo soberano. VinculaciĂłn patrimonial: ahĂ estĂĄ la clave. No hay unidad ni nada de eso, España. Lo que hay es la vinculaciĂłn de dos coronas, la de Castilla y la de AragĂłn. Estoy hablando del matrimonio en 1469 de la futura reina Isabel de Castilla y el heredero de la Corona de AragĂłn, que supondrĂĄ, cuando el hijo del rey aragonĂ©s Juan II suceda a Ă©ste diez años mĂĄs tarde, la vinculaciĂłn de los mĂĄs poderosos reinos de lo que acabarĂĄs por ser, si no eres ya, España. Del lado de Fernando, los reinos peninsulares de AragĂłn, Valencia y Mallorca, el principado de Cataluña y los reinos mediterrĂĄneos de Sicilia y Cerdeña; del lado de Isabel, casi toda la PenĂnsula, salvo las tierras aragonesas, catalanas y valencianas, asĂ como el reino de Navarra, el de Portugal y el reino musulmĂĄn de Granada. Una salvedad, las provincias vascas dependĂan de quien fuera el soberano de la Corona de Castilla pero tenĂan sus propias leyes, y de resultas de ellas sus privilegios; algo parecido a lo que en su caso ocurrĂa con los reinos que formaban parte de la Corona de AragĂłn, que conservaban leyes, monedas y aduanas interiores, asĂ como sus instituciones.
Hablemos de territorios peninsulares, de expansiĂłn de las coronas vinculadas por el matrimonio entre Isabel y Fernando: el reino de Granada serĂĄ conquistado por ambos en un año que es todo un hito extraordinario, 1492, incorporaciĂłn (a la Corona de Castilla, por cierto) con la que se da por finalizada âmejor dicho, damos los historiadores, sĂłlo a efectos de compendio temporal, narrativo si se quiere, lo que ya no volveremos a mencionar aquĂâ la Reconquista âun asunto difĂcilmente defendible cuando se trata de reconquistar a alguien algo donde ese alguien lleva ocho siglos viviendoâ; y, veinte años mĂĄs tarde, el reino de Navarra (para ser mĂĄs exacto, sus territorios peninsulares, no los del norte de los Pirineos, que conste), ya fallecida la reina Isabel, fue incorporado en 1515 a la Corona de Castilla por su viudo, Fernando, tras haber conquistado aquellas tierras tres años antes al intervenir contra los intereses ses en la Guerra Civil navarra de principios del siglo XVI. Cuando Carlos de Habsburgo, el nieto de los Reyes CatĂłlicos, desembarque en las costas asturianas un año despuĂ©s de heredar en 1516 las coronas aragonesa y castellana, y cuanto ambas comportaban, sĂłlo hay un territorio en la penĂnsula IbĂ©rica sobre el que no ejerce soberanĂa alguna, el reino de Portugal.
PrĂłxima entrega: tercera parte de 5.4 Tu Edad Moderna