
La realidad en ausencia de Internet parece ser insoportable; ahĆ estĆ” la gran puta, en su cama de chips, cada dĆa mĆ”s gorda, descojonĆ”ndose de todos nosotros. El capitĆ”n no viene a contarles nada que no sepan, quiere no mĆ”s que poner un poco de orden desvelando seis de las falacias mĆ”s utilizadas por los correligionarios de las TIC (tecnologĆas de la información y la comunicación). PRIMERA āhay dos mundos, el real y el virtualā. Si una pĆ”gina web no es mĆ”s que una tienda con escaparate y todo, si un periódico es un periódico aunque sea digital, si mientras estĆ© compuesto de frases, puntos y comas, un libro digital no deja de ser un libro, si un chat es una conversación, si enviar un correo es como mandar una carta, si una conferencia es una conferencia aunque le pongamos -video delante, si un procesador de textos no deja de ser una mĆ”quina de escribir, si el acoso es acoso aunque le pongamos delante la partĆcula -ciber, si el engaƱo no es exclusivo de Internet, entonces Āæpor quĆ© ese empeƱo en hablar de dos mundos, el real y el virtual cando solo hay uno, el real? Āæacaso quieren volvernos esquizofrĆ©nicos?. SEGUNDA ālas nuevas tecnologĆas nos hacen mĆ”s libresā. Libertad es lo que pretende vender la publicidad mĆ”s cansina de TV; chicos y chicas guapas, gente chachi piruli que se comunica sin lĆmite ni fronteras en un lugar llamado mundo, cuando la realidad es que gracias a las nuevas tecnologĆas ciudadano y sociedad nunca estuvieron mĆ”s controlados. Si un individuo de entre 25 y 45 aƱos no tiene ni móvil, ni ADSL, ni cuenta de correo electrónico, caso de que no sea un indigente, serĆ” un potencial sospechoso para los servicios secretos; los agentes del CNI, que ya no gastan suela, dirĆ”n Āæy este cabrón, por quĆ© no estĆ” en Internet?. TERCERA ātodo estĆ” en Internetā. Dice una nueva ley, la ley de Suitt, ācuanto mejor seas buscando información en la Web, menos tendrĆ”s que almacenar en tu cerebroā. Este paradigma no es tan reciente pues lo de tocarse los cojones es tan viejo como el mundo. Si no hay nada nuevo bajo el sol, copia y ya estĆ”. En nuestro sistema educativo los crĆos, desde la primaria hasta el doctorado, desarrollan la competencia digital seleccionando y recopilando información: cortan aquĆ y pegan allĆ” creyendo que el producto es interpretación propia ĀæquiĆ©n no quedarĆa atontado ante una original presentación en formato powerpoint?. CUARTA āno se pueden poner puertas al campoā. Cada vez resulta mĆ”s comĆŗn encontrar a un mocoso portando telĆ©fono móvil con a la Red. āCómprame uno papi que todos los niƱos lo tienenā, āanda mami que es por si me pasa algo Āæno ves que asĆ siempre sabes donde estoy? ā. El capitĆ”n cree que es equivocación aguda, llana y esdrĆŗjula ceder al chantaje emocional de los pequeƱos dictadores, pues pocos dĆas despuĆ©s de tener el telĆ©fono no podrĆ”n despegar sus cansados ojitos cansados de la pantallita. Entonces sus papĆ”s, preocupados, pasarĆ”n a la acción: āniƱo deja eso ya que te vas a quedar ciegoā, āniƱo que corto Internetā, āniƱo estudia...ā y ellos, de forma estereotipada y sin levantar los ojos, responderĆ”n āespera mamĆ”ā, āme queda solo un poquitoā o ādĆ©jame que estoy haciendo un trabajo de claseā. Los psicólogos se frotan las manos pues hay otra nueva -patĆa y los padres, siguiendo sabios consejos, procurarĆ”n que sus hijos utilicen el móvil con sentidiƱo, pues ni el móvil ni las redes sociales son malas en sĆ mismas, lo perverso es el uso que se les da. Lo mismo podrĆan aconsejar para otras adicciones: āhijo mĆo cuidado tambiĆ©n con el vino, el tabaco, el hachĆs, la coca o el caballo... un mal uso podrĆa hacerte adictoā. Se pueden poner puertas al campo: āhijo mĆo, si quieres un móvil, cuando tengas 18 aƱos trabajas y te lo compras, ya verĆ”s como Ć©se, Ć©se sĆ es de Ćŗltima generaciónā. QUINTA āhay que estar en la ondaā. Cruel falacia Ć©sta pues la mitad del mundo no tiene ni luz elĆ©ctrica. Y en el primer mundo económico, muchos mayores y algunos jóvenes, basta de estereotipos, estĆ”n fuera del rebaƱo de las TIC no porque no sepan, sino porque no quieren utilizarlas. Dicen no y basta. Hay incluso quien las abandona, como quien deja el tabaco, para tener una vida mĆ”s sana. Un carnicero puede diferenciarse de la competencia con el eslogan āno estamos en Internet, pero tenemos la mejor carneā y un tabernero colgando en la puerta del bar un cartel que diga āaquĆ no tenemos WIFI, podĆ©is hablar entre vosotrosā. Y concluimos con la SEXTA que, argumentada hasta la saciedad, ha acabado por convertirse en la mĆ”s estĆŗpida, boba y simple de las evidencias: ālas TIC tienen muchas buenas cosasā. Pues claro.